Una reacción alérgica es una sensibilidad anormal, inadaptada y exagerada del sistema inmune ante partículas o elementos que comúnmente son considerados inofensivos (no confundir con intolerancia a los alimentos pues ahí no participa el sistema inmune) estas partículas o elementos producen una alerta en el organismo que pone a funcionar el sistema de defensa, preparándolo para el ataque de los supuestos invasores que necesita eliminar. Todo el sistema inmunológico permanece alerta y en reacción desproporcionada (mientras el supuesto peligro no desaparece) tratando de «eliminar» un elemento que de hecho, forma parte de nosotros, del medio ambiente y de la vida misma.
Si traducimos esto a nivel emocional, podemos ver claramente que cuando surge un rasgo de nuestra personalidad que concientemente no reconocemos como parte de nuestra naturaleza única e individual, tratamos de evitarlo o eliminarlo como un elemento externo que nos desconcierta o conflictúa. La memoria inconciente entonces desencadena la lucha interna sin darse cuenta que lo que aparentemente nos confunde, pertenece a nuestra propia naturaleza e intuición.
Al no permitirnos sentir, perdemos la conexión con el momento y la confianza de actuar, negándonos a ejercer nuestro poder interno. Es entonces cuando inconcientemente se instala el sentimiento de auto-protección ante la supuesta invasión y con esto la necesidad de atacar y eliminar, pero como no hay claridad en lo que sucede, el síntoma se instala a nivel físico tomando el poder que no fuimos capaces de ejercer.
Valdría entonces preguntarnos:
¿Qué conflictos internos me confunden, me dividen y no me dejan actuar?
¿Qué parte de mi carácter me conflictúa, me desorienta y prefiero negar?
¿A qué elemento exterior estoy reaccionando porque me desconcierta, me aturde y prefiero no actuar?
¿En qué situaciones de mi vida me veo perdiendo mi lugar y por ende mi poder?
Si podemos sentir e identificar el conflicto interno, nuestra mente se aclara y desde ahí podremos actuar de la manera que el momento lo requiera.
Recuerda: la conciencia sólo despierta con la auto-observación.
Que la vida te reciba con luz, colores y alegría.
Rebeca.